
Todo este proyecto nace de la pasión, dedicación y una continua práctica, pero sobre todo, las ganas de aprender y escuchar.
Las “coincidencias” de la vida me trajeron el Yoga, este arte/ciencia/filosofía. Desde un principio, tuve la gran suerte de recibir clases de Yoga Iyengar, donde la precisión en la alineación, la concentración en la asana realizada y la evolución integrativa de esta, son pilares fundamentales. Actualmente continúo recibiendo clases y formándome en este camino infinito de aprendizaje, donde cada día es un descubrimiento en el cual profundizar y observar.
Lo que comparto en mis clases es lo aprendido en la metodología de B.K.S Iyengar y lo experimentado en mi propia práctica.
Solo puedo tener palabras de gratitud para este noble arte que es el Yoga y dar gracias a las personas que me iniciaron y tienen la destreza y paciencia de seguir transmitiendo todo ese gran legado de maestría experimental.
